La arquitectura moderna se caracteriza por sus diseños simples con líneas rectas sin ornamentación. Una imagen de pulcritud y orden son aspectos esenciales en sus proyectos.
Es muy común asociar la arquitectura moderna con lo reciente y nuevo, pero lo cierto es que, es un concepto que agrupa un conjunto de corrientes y estilos que se desarrollaron durante el siglo XIX y XX.
Su definición es muy amplia, sin embargo, se puede decir que es un estilo arquitectónico que se desarrolló en el siglo XIX y XX, donde se combina un conjunto de estilos y corrientes que se centran en la simplicidad y el orden. También es un término muy empleado en la ingeniería y tecnología para el desarrollo de diseños atrevidos.
De igual forma, en este tipo arquitectura es muy común el uso de materiales modernos, como el acero, vidrio, hormigón, entre otros, que permiten proyectar una perfecta armonía entre lo estético y lo funcional.
La arquitectura moderna es uno de los estilos más representativos de las nuevas edificaciones, donde la innovación y renovación son aspectos fundamentales. Esta corriente comenzó a desarrollarse en Europa, después de la revolución francesa.
La evolución de este estilo está enmarcada por diseños audaces y funcionales a través de la puesta en práctica de diferentes técnicas de construcción, donde las personas se encuentren cómodas con su entorno y puedan cubrir fácilmente sus necesidades. Entre los diversos estilos que caracterizan la arquitectura moderna se encuentran:
Una de las características principales de la arquitectura moderna es la ausencia de ornamentos, apostando por la simplificación en las formas con espacios diáfanos y luminosos. Así mismo, destacan otros elementos, como:
En general, las casas y edificaciones modernas hacen un uso más eficiente de los materiales y recursos, realzando la belleza de sus elementos a través de la transparencia y uniformidad, sin recargar los espacios.